APRECIADA FAMILIA, este es el video propuesto en la actividad del proyecto de educación Sexual a nivel de la institución; le invitamos a verlo con sus hijos y a cmplementar el trabajo que le indico la docente Luz Elena en clase.
Gracias por su apoyo e interes en estas actividades.
Documental - De donde venimos por monteriaoscura Video
Este es un espacio para que leamos y reflexionemos un poco sobre como estamos educando a nuestros hijos. Cuéntanos tu opinión
ENCUENTRA AQUÍ pequeñas pildoritas, reflexiones que te pueden ayudar a repensar las acciones, compromisos, procesos que llevas a cabo en la formación con tus hijos... Dedica un tiempo a leer y escríbenos tus comentarios, nos gustaría saber tu opinión
CARTA DE UN HIJO A SUS PADRES COMPLACIENTES
Por Ángela Marulanda | www.angelamarulanda.com | Publicado el 12 de febrero de 2012
Comprenderme no significa que me dejen hacer lo que se me dé la gana.
Significa estar conscientes de que como soy niño solo quiero hacer lo que me parece divertido, pero que educarme es obligarme a hacer lo que es debido.
Si siempre me dan gusto en todo lo que quiero, me van a convencer que quienes me aman tienen la obligación de complacerme en todo.
Permitan que me frustre cuando no logro lo que quiero.
Sentirme frustrado no me convierte en un infeliz, pero no saber lidiar con la frustración sí puede hacerme desdichado.
Cuando no me ponen límites o ceden a todas mis pretensiones por miedo a disgustarme, los veo tan débiles que vivo ansioso y no me inspiran respeto, sino decepción.
No seré mejor persona porque me ayudan y solucionan todos mis problemas sino porque me permiten pagar las consecuencias de mis errores y aprender de ellos.
Al defenderme ante mis profesores o las autoridades cuando merezco una sanción, me enseñan que su respaldo y complicidad me libran de cualquier responsabilidad.
Si me complacen demasiado y me demandan muy poco, me convencen de que no tengo deberes, pero sí derecho a toda suerte de privilegios.
Al vivir pendiente de recordarme mis obligaciones y hacerse cargo de ellas, no me enseñan a cumplir con mi deber, sino a ser irresponsable.
Cuando me amenazan con sanciones, pero no las cumplen así me las merezca, significa para mí que no tienen seriedad y dudo de su autoridad.
Al permitirme que yo tenga la última palabra en las decisiones familiares, establecen que yo soy el que mando en casa, y que todos deben someterse a mi voluntad.
Su permisivismo me descontrola y llena de inconformidad, mientras que su autoridad y firmeza me dicen que me aman tanto que para ustedes sea más importante educarme que agradarme. Recuerden que son sus temores o sus culpas y no su amor lo que los anima a complacerme y a darme más de lo debido.
Significa estar conscientes de que como soy niño solo quiero hacer lo que me parece divertido, pero que educarme es obligarme a hacer lo que es debido.
Si siempre me dan gusto en todo lo que quiero, me van a convencer que quienes me aman tienen la obligación de complacerme en todo.
Permitan que me frustre cuando no logro lo que quiero.
Sentirme frustrado no me convierte en un infeliz, pero no saber lidiar con la frustración sí puede hacerme desdichado.
Cuando no me ponen límites o ceden a todas mis pretensiones por miedo a disgustarme, los veo tan débiles que vivo ansioso y no me inspiran respeto, sino decepción.
No seré mejor persona porque me ayudan y solucionan todos mis problemas sino porque me permiten pagar las consecuencias de mis errores y aprender de ellos.
Al defenderme ante mis profesores o las autoridades cuando merezco una sanción, me enseñan que su respaldo y complicidad me libran de cualquier responsabilidad.
Si me complacen demasiado y me demandan muy poco, me convencen de que no tengo deberes, pero sí derecho a toda suerte de privilegios.
Al vivir pendiente de recordarme mis obligaciones y hacerse cargo de ellas, no me enseñan a cumplir con mi deber, sino a ser irresponsable.
Cuando me amenazan con sanciones, pero no las cumplen así me las merezca, significa para mí que no tienen seriedad y dudo de su autoridad.
Al permitirme que yo tenga la última palabra en las decisiones familiares, establecen que yo soy el que mando en casa, y que todos deben someterse a mi voluntad.
Su permisivismo me descontrola y llena de inconformidad, mientras que su autoridad y firmeza me dicen que me aman tanto que para ustedes sea más importante educarme que agradarme. Recuerden que son sus temores o sus culpas y no su amor lo que los anima a complacerme y a darme más de lo debido.
Tomado del
donde aparecen este artículo y otros más de Angela MarulandaSIN CANTALETA...
HOY FELICES... Y MAÑANA INFELICES
Por ANGELA MARULANDA | www.angelamarulanda.com | Publicado el 26 de agosto de 2012
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